La Era de la Shofas

Porque yo como digo una cosa digo otra...

martes, noviembre 23, 2004

Juan era de la pandilla de mi primo, de esos que se invitan a comer solos y se quedan a dormir si se les hace tarde. Cuando yo lo conoci, se me hizo que era un sangrón, porque su cara siempre tenia ese gesto con las cejas encogidas. Despues que descubri que era mi amigo del mIRC (cuando el mIRC rifaba y yo me la vivía en el canal local) ya me empezo a caer mejor.
Pasó el tiempo y seguía viendo a toda esa pandilla en toda fiesta a la que tenia la osadía de asistir. El decidió hacerse marino como varios de sus amigos que decidieron "sentar cabeza" entrando a la Escuela Náutica. A diferencia de la gran mayoría de sus amigos, el si logró graduarse.
El era novio de Samanta, una excompañera de la escuela y compañera de la radio. Las dos andamos en lo mismo solo que endiferentes estaciones. Ella es chistosa, es buena onda. Tardó en hacerle caso, Juan insistía y ella se hacía del rogar, pero al final terminaron por estar juntos. A partir de entonces, todas las decisiones de ella eran pensando en el. Y viceversa.
-Me voy a casar - Me dijo
-Seguramente pinche Juan, tu eres incasable.
-No, cual, si me voy a casar.
-Si es que se deja la Samy...
-Si, si se deja.
-Y para cuando pues?
-Ohhh pronto...
Ayer en la funeraria había muchísima gente. Muchas flores. Y estaba ella. Ella es muy fuerte, en verdad la admiro. Lloraba, si, pero muy serenamente. Solo estaba junto a el, platicándole. Quería estar junto a él hasta el último momento, pues faltaba muy poco. Nadie la molestó. Yo de solo pensar el hecho de estar en sus zapatos me hizo derrumbarme. Yo en su lugar quiza no hubiera estado asi. Y lloré. Lloré mucho, por ella, por la situación, porque 23 años no es nada todavía, por lo absurdo, por lo que se pudo evitar y por lo que nunca va a pasar. Es ridículo, si, pero uno no puede evitar pensar ese tipo de cosas en una situación así. Ella de verdad amaba a su "ojitos de Bambi".
Una banda de musica sinaloense le dio el ultimo adiós. Cerró un capítulo en muchas vidas, y abrió muchos nuevos. Yo llegué a mi casa, abracé fuerte a mi gordo y le dije lo mucho que lo amo. Se asombró un poco y algo extrañado me dijo que el también... Quizá no lo comprendió. No importa, no era necesario.
A Juan lo conocí por su apodo; le decían Piedra, sabrá dios porque. Quizá porque era moreno... ahora que recuerdo, jamás se lo pregunté.
Buen viaje, Juan.

Esta soy yo...

Ay que linda!