Mi tio era un chef muy conocido y querido por la gente. El era hermano de mi abuela y recuerdo que cuando yo tenía unos 5 o 6 años e íbamos a comer al restaurant donde el trabajaba, siempre me cargaba y me llevaba a las cocinas a presentarme a sus compañeros: "Véanla que bonita m'ija, se parece a mi verdad?". A mi me gustaba mucho ir a comer con el los domingos.
Mi tío era una persona diferente en muchos aspectos.
El siempre se salía de lo convencional. Vivía solo. Conocía a muchos artistas y personalidades de la política, muchos de los cuales ahorita se encuentran vacacionando en un conocido hotel de 5 estrellas llamado "La Palma", allá por Almoloya. A él siempre lo buscaban. La gente lo quería mucho.
Al tiempo, se fue de Mazatlán a radicar a un pueblo a 1 hora y media de aquí, que se llama La Cruz de Elota. Allá como aquí, se gano de inmediato la confianza y los corazones de la gente.
Mi tío siempre fue una persona especial.
Recuerdo que siempre decía sus bromas muy serio, y a todos nos daba más risa verlo así. Me acuerdo en el velorio de mi bisabuela, su mamá, que mientras todos estaban tristes, el llegó y a los 5 minutos tenía a todos a la risa y risa. No le gustaba ver a la gente triste, prefería sacar sus tristezas riendo. El así era.
Le gustaba recibir visitas. Cualquier motivo era suficiente para hacer una fiesta de platillos en su casa. Cocinaba delicioso.
Pero el miercoles recibí esa llamada. 'Parece que mi tio Seve tuvo un accidente y está muerto'. No es cierto, tía. 'Hay que preparar a mi mamá para la noticia'. Si, había que preparar a mi abuela. El siempre fue como su hijo más grande. Era su hermano menor.
Mi tío Seve se había ido. No fue un accidente. Su corazón nomás ya no quiso seguirle. Poca gente se enteró. Todo fue muy repentino y la gente prefirió no creerlo. A nadie se le hacía lógico que el Seve estuviera muerto. El Seve siempre estaría ahí. No tenía porque irse. Pero asi pasó.
De Junio para acá, que era lo que tenía sin verlo, estaba mucho mas flaco. Pero su carita seguía siendo la misma. Nos entregaron sus cenizas y era dificil imaginar que en esa cajita estuviera el que alguna vez fue el tío loco y alborotado. Solo su nombre en la esquina nos decía que era así.
Debíamos recoger sus cosas. En la carretera, tratando de no pensar, oyendo a los White Stripes. Después a ratos volviendo a la realidad y pensando en qué sería lo que encontraríamos al llegar allá. Pues si, uno que otro gandallismo, gente aprovechada de su ausencia para saquear aqui y alla, pero sin llevarse lo mas importante. Fue dificil vaciar su casita. No por lo pesado de los muebles. No por tener que cargar las cosas. Era simplemente hacerte a la idea de que ya jamás iba a volver, que esto era la comprobación de que se había ido para siempre, que todo esto dolía de solo pensarlo.
Mi tío siempre fue alguien importante.
Han sido días muy difíciles. De unión. De reflexión. Pero sobre todo de mucha comprensión y aceptación. Sobre todo hacia el y todo lo diferente y atrevido que llegó a ser. Vivió como quiso. Fue feliz. Y eso es lo que nos deja, a aprender a ser quien eres, sin importar lo que los demas opinen. Vivir al máximo, tu vida es tuya y nada mas. Muchos te odiarán, muchos te amarán, pero hay que ser fieles a lo que uno desea hacer con su vida.
Mi tio Seve siempre será un ejemplo.
Te vamos a extrañar, Severo, donde quiera que estés.
9/12/2003