Mi sábado gigante

Eso de andar por el mundo con remordimientos por nada, como hoy, como que nomás no. Quizás sea que me he vuelto mas codependiente de lo que solía ser; la verdad no se, pero hoy, en una tarde que he decidido tomarla para mi, en la que estoy sola disfrutando lo que solían ser mis lugares favoritos para visitar (sola, por supuesto) simplemente no me siento agusto. Me siento... rara. Y me da coraje, porque mientras todos disfrutan de su tarde libre, de pasarsela chido, sin pensar en nada mas que en pasar un buen rato, yo sigo pensando mil pendejadas por segundo, arruinándome mi sabado y recordando esos dias en los que era una pinche antisocial.
Aunque bueno, si le vemos el lado positivo, es preferible eso a quedarse en casa y ver a Don Francisco.