La Era de la Shofas

Porque yo como digo una cosa digo otra...

miércoles, mayo 21, 2003


La señora muy amablemente nos recibió, dispuesta a darnos la entrevista que habíamos pactado. Nerviosa, se acomodaba su delantal en el restaurante donde trabaja como cocinera y despues de invitarnos a sentarnos y de ella hacer lo mismo, se apretaba las manos una y otra vez. Recordar a su esposo, al fin y al cabo, era algo que hacía a diario, mas no hablar de él y de como fueron sus últimos momentos. Era un médico reconocido. En general, una familia normal. Comenzó a narrar a detalle los comienzos de la enfermedad, y cómo ella, al darse cuenta de la magnitud del problema, llegó a renegar en silencio al ver frente a ella un futuro esclavizante y cómo despues llegó a arrepentirse de ello. Habló de el momento en que el llegó a necesitar de díalisis. Cuando hizo su aparición la "enfermedad del azucar" y como le fue afectando mas y mas, hasta perder un ojo, una pierna y cuatro dedos, dos de cada mano. Despues la hemodiálisis... La señora en este punto ya estaba llorando amargamente reviviendo momentos que normalmente no se reviven asi como así. Yo ya no quería seguir, pero era nuestro estúpido trabajo, y ella, a pesar de todo seguía dispuesta. En fin, adelante. Despues nos contó de como fue el momento en que hubo que ponerlos al corriente a todos los miembros de la familia de que la enfermedad ya no tenía remedio. De como él se hizo adicto a la morfina y de que en los ultimos días "olía a muerto... como que ya por dentro se estaba consumiendo... carcomiendo... pudriendo"... Detalles y mas detalles. Y al final, de aquel jueves en el que todo por fin acabó. "Perdonenme por llorar, de veras, que tonta soy, pero es que me acuerdo y siento caliente aqui en el pecho... perdon"... ¿Nosotros que teníamos que perdonar? Éramos los intrusos en su vida, en ese momento tan íntimo, tan personal, que nadie debía haber entrado jamás y menos por cumplir con una entrevista... pusimos el dedo en la llaga y lastimamos a una mujer que no tenía necesidad de ello, y aún así debíamos sentirnos "orgullosos de ser reporteros... de estar en medio del periodismo" (palabras del profesor). A la goma con eso. Salí de ahí, sí, con una entrevista excelente, que me asegura un promedio sobresaliente al final de semestre... pero no salí siendo mejor persona.
Hoy reafirmé mi creencia de que el periodismo definitivamente no es lo mio.

Esta soy yo...

Ay que linda!